María Kodama recopila en este libro las conferencias que realizó sobre Jorge Luis Borges en diversas partes del mundo. Aparece un gran análisis crítico de la obra de su esposo, pero también detalles de la relación que los unió y del origen de sus grandes textos.
Por Oscar Lardizábal
Twitter: @lardizbal
En “Homenaje a Borges”, al cumplirse treinta años de su muerte, su discípula, su amiga, su mujer -así se define María Kodama- recopiló veinte de las centenares de conferencias que ella ha venido pronunciando por todo el mundo sobre el genial escritor, argentino y universal.
Esas conferencias se refieren por supuesto a los temas esenciales de su obra: la relación con Buenos Aires, con el periodismo, con el libro y con las bibliotecas, con la religión, con la mitología, con los sueños, con sí mismo. Y, por sobre todo, obviamente, con la literatura.
La recopilación se puede abordar desde distintas miradas. Una puede ser la académica para encontrar claves sobre la interpretación intelectual de las obras. Otra, aquella que se deje llevar por las precisiones que, con escritura depurada, Kodama va dando sobre la biografía de Borges, partiendo de la rapidez asombrosa con la que aquel niño prodigio asimilaba una educación en dos lenguas, el español y el inglés, en medio de grandes bibliotecas y padres y abuelos cultísimos, hasta pintar al anciano ciego que ya no “escribía” con la mano o en el teclado sino dictándole a su inseparable compañera.
Así reunidas, las reseñas se pueden pensar también como una biografía de la pareja, como una confesión de una relación particular con pilares en la cultura, en el arte, en el mito y el compartir las obsesiones de cada día.
¿Sólo la admiración los unía, entonces?. Responde Kodama cuando salta sólo por un instante su proverbial reserva japonesa para confesar: “Nuestra decantada relación fue pasando a través del tiempo por distintas facetas hasta culminar en el amor que nos habitaba, mucho antes de que usted me lo dijera (sería en Islandia), mucho antes de que yo tuviera conciencia de mis sentimientos”. Habrían de casarse poco antes de la muerte del escritor.
Kodama conoció a Borges a los 16 años, cursando la licenciatura en Literatura y especialmente interesada en las lenguas anglosajonas. Al poco tiempo, lo acompañaba en el estudio del islandés, que él consideraba una lengua madre. Nunca habría de separarse de él.
Aún hoy es así. “María Kodama, Homenaje a Borges” lo confirma.